Ha pasado ya una semana y aún no me lo creo. Cuando leí en el muro de nuestro amigo Stuart que te habías ido, me resistí a creerlo. Quizás porque no usó tu nombre o quizás porque aun sabiendo que ese alias era el tuyo, quería creer que ese tal “Chavwards” no eras tú. Desgraciadamente no fue así y al final la realidad acabó dándome un duro golpe apenas tres meses después de la última vez que nos vimos. Fue en Norisring, y disfruté como un niño viéndote remontar vuelta tras vuelta desde la última plaza, especialmente el domingo, cuando conseguiste subirte al podio en una carrera para el recuerdo.
Y es que ya en 2007, cuando fui a verte a Spa con nuestro amigo Antonio, compañero de fatigas y “liante profesional” (para bien), era fácil darse cuenta de tu talento. Verte rodar con la misma regularidad que un piloto experimentado como Sascha Massen e incluso firmar tú la vuelta rápida del equipo fue increíble, y más teniendo en cuenta las condiciones de la pista. No había que ser un lince para saber que tenías un futuro prometedor.