Eso mismo es lo que se ha planteado la propia Mitsubishi, y la verdad es que es un escenario que encaja bien y demuestra algunas ventajas de los coches eléctricos. Por un lado, su par constante permite una aceleración mejora la salida de curvas lentas sin tener que preocuparse tanto por estar en la zona aprovechable del motor. Por otro lado, la longitud de la carrera, de 20 Km, permite exprimirlos a fondo sin riesgo a quedarse por el camino. Una exhibición perfecta de lo que serán los coches del futuro.
Pero claro, un Mitsubishi i-Miev no es muy deportivo que digamos, ni por dinámica o posición de conducción, por lo que han diseñado un prototipo más parecido a los que hacen subidas de montaña que al que vemos por la calle (por otro lado lógico que se parezca, al fin y al cabo está haciendo un ascenso). ¿Qué quieren sacar con esta prueba? Pues principalmente datos del rendimiento real de todo el sistema eléctrico del coche bajo condiciones extremas, así como encontrar formas de mejorar cada componente. Mucho polvo, mucha caña y un trato sin piedad será lo que se encuentre el prototipo del i-Miev.
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